viernes, febrero 29, 2008

EN NOMBRE DEL ZAR

LEONID YUSEFOVICH

La mina de los zares

Iván Dmítrich Putilin es "un hombre astuto y honrado con unas patillas enormes, buscador de la verdad, protector de los desvalidos, conocedor del corazón femenino y amante de las setas en sal". Trabajó como jefe de la policía secreta en San Petersburgo. Víctor Hugo era el escritor favorito de su esposa, y Vania es el nombre de su hijo. Durante aquella época le ayudaron, entre otros informadores y confidentes, dos agentes modelos de despiste y buena estrella, Sich y Konstantinov.

Ahora, esta misteriosa figura, solitario, jubilado y viudo, se ha trasladado a vivir a una finca a orillas del río Voljov. Allí transcurre su monótona existencia y se consumen sus escasos ahorros. Para salvar la precaria situación económica busca nuevas fuentes de ingresos, y contacta con Safronov, un escritor de la capital, autor de dos exitosas novelas publicadas por el periódico El mensajero de Rusia.

Durante varias semanas, Putilin contará a Safronov un caso ocurrido en 1871. El asesinato en su lujosa mansión de la calle Millionnaya, asfixiado con una almohada el 15 de abril por la noche, del príncipe Ludwig von Arensberg. El inicio de lo que pudo ser un escándalo diplomático de proporciones impredecibles. Será la primera entrega de sus memorias.

La historia es un inquietante y vertiginoso relato de intriga policial, suspense y espionaje. Un caso que al intentar desenredarlo se complica con cada acción que emprende el policía. Una investigación en la que se ven implicados jóvenes estudiantes búlgaros, marineros italianos, y hasta los turcos, que intentan sembrar la discordia entre los imperios ruso y austrohúngaro. Entorpecerá la investigación la extraña afición de la víctima a las mujeres casadas.

Yusefovich recrea prodigiosamente el San Petersburgo zarista. Con sus calles y avenidas, sus soldados y aristócratas, su boato e indigencia. Los cocheros representan un papel singular en la novela: a gran velocidad guían los caballos de noche y de día por toda la ciudad, portadores de descabellados rumores que rizan la trama. Yusefovich posee una escritura que combina referentes literarios de gran altura (Dickens o Chejov), y que lo impregna todo de un sentido del humor irónico y socarrón.

Al éxito de las novelas policíacas de Boris Akunin (El ángel caído o Gambito turco) se suma ahora el ciclo detectivesco de Yusenovich. Una veta, la de la novela policíaca rusa, que se demuestra muy productiva. Consecuencia no sólo de la talla literaria de sus mineros, sino también de la profundidad de los temas que trata, de la extensión geográfica de sus yacimientos, y del número de los productores que la trabajan. Habrá que seguirles la pista.

lunes, febrero 25, 2008

UN DÍA DE CÓLERA

ARTURO PÉREZ-REVERTE

Una revolución de navaja

Decía Simón Bolivar que «para juzgar de las revoluciones y de sus actores, es menester observarlos muy de cerca y juzgarlos muy de lejos». En Un día de cólera, el escritor Pérez-Reverte (Cartagena, 1951), ducho en historia y guerras, cumple con los requisitos exigidos por El Libertador venezolano.

La cercanía en la observación porque Pérez-Reverte se ha documentado con profundidad. La novela, además de un extenso elenco bibliográfico, incluye un mapa extensible que permite al lector reconocer los lugares y moverse por las calles de Madrid durante la feroz jornada. Los personajes, tanto los principales: los capitanes Luis Daoiz y Pedro Velarde, y mosiú Murat; como los secundarios: la masa popular, el populacho, que se amotina, y que son unos 350; son todos auténticos, porque el autor ha utilizado las listas oficiales de muertos y de heridos. Según sus propias palabras, la invención es sólo el 25% de la novela.

La lejanía en el juicio es quizá menos plausible. Pero existe. Basta considerar que está por cumplirse el segundo centenario de los hechos que se narran. Pérez-Reverte se limita a presentar esos hechos. «Quiero que el lector corra con el aliento de los caballos franceses a la espalda», esta es su exclusiva intención, lejos de cualquier moralina o enseñanza socio-política. Los acontecimientos se cuentan desde dentro. Se huele la pólvora de los cañones y de la fusilería, se oyen los gritos de los heridos y las ropas se manchan de sangre ya coagulada, se ven las manos alzadas y las bocas contraidas de quienes son fusilados, se saborea el gusto amargo de una inmerecida derrota.

Pero, ¿es una novela escrita por un literato? ¿O acaso es un libro de historia redactado por un historiador, una crónica en tiempo real narrada con documentos de la época, o un reportaje periodístico contado por un corresponsal de guerra? Pérez-Reverte dice: «Este relato no es ficción ni libro de Historia. Tampoco tiene un protagonista concreto, pues fueron innumerables los hombres y mujeres envueltos en los sucesos del 2 de mayo de 1808 en Madrid». ¿Qué es pues?

Vamos a dejarlo, y no es poco, en un texto que intenta rendir homenaje a aquellos que, por unos ideales, se levantaron en armas contra quienes les avasallaban. Un texto que dibuja con maestría las vicisitudes, el qué hicieron y cómo lo hicieron, de un grupo de españoles en la defensa del Parque de Monteleón, que era todo Madrid. En una jornada que pasó a la historia, y que por esta razón, no debe ser olvidada.

viernes, febrero 15, 2008

TU ROSTRO MAÑANA. 1. FIEBRE Y LANZA

JAVIER MARÍAS

“...toda la prosa de Marías es torpe, desangelada, reiterativa, blanda e incorrecta, y en ella resalta, sobre todo, su incapacidad para expresar lo que quiere expresar. (...) Por lo demás, hay que apuntar la incoherencia total de las nada interesantes narraciones, entreveradas de digresiones insustanciales y transcripciones, a veces de capítulos enteros, de otros libros, ajenos o propios. Se pueden encontrar así varias páginas sobre guías de ferrocarriles; otras tantas sobre zapatos, muchas sobre los papelitos amarillos adhesivos que se ponen junto al teléfono para tomar notas, sobre yemas y claras de huevo, sobre las páginas de necrológicas de los periódicos, la climatología madrileña, el uso del paraguas y el sombrero, el folcklore cubano, el horario de los Vips, los músicos callejeros, etc., sin ningún ingenio ni, por supuesto, profundidad.

En último término, la impotencia expresiva es el defecto más notable de las novelas de Marías”.

Yo me he quedado desconcertado tras leer esta –era la primera– novela de Javier Marías. Coincido con el crítico citado en el párrafo anterior en la impotencia expresiva. La novela de Marías no te dice nada, no te cuenta nada, no narra nada, simplemente da vueltas sobre si mismo, espiraliza (verbo que no existe). Pero disiento en que éste no contar nada está escrito verdaderamente bien, por lo menos para intelectuales medios, entre los que me incluyo. Y digo medios y no mediocres.

Lo que no entiendo es cómo vende tanto. Con lo difícil que es leerlo. Creo que Marías debería comercializar su fórmula magistral.

domingo, febrero 10, 2008

EL MUNDO INCIERTO DE VIKRAM LALL

M.G. VASSANJI

¿Ante la duda? El dinero

Vikram y su hermana Deepa son keniatas de tercera generación. Viven a caballo entre la cultura hindú de su entorno familiar —nunca han estado en la India—, y la Kenia que adoran —y consideran su única patria—. Sus amigos son de todos los orígenes y colores de piel. Jomo Keniatta está encarcelado, y los Mau-Mau irrumpen con violencia en la realidad cotidiana.

Estudios, enamoramientos y bodas, enfermedades y muertes, cambios de residencia. La vida familiar avanza. Con temores y traumas, sin normativas que guíen las actuaciones. También el estatus social de Vikram alcanza una altura en la que la corrupción reinante le toca de lleno. En los bolsillos y en la conciencia. Más en los bolsillos que en la conciencia.

Ahora, desde su exilio canadiense, Vikram, escaso de compañía pero cargado de recuerdos, rememora su vida. Lo incierto permanecerá incierto. Corresponde al lector juzgar, aplicar la normativa ética, y decidir si Vikram sólo se adaptó a la única posibilidad, o si, sin embargo, actuó exclusivamente para beneficio personal, aprovechándose de las circunstancias para enriquecerse.

Como en cualquier juicio moral, resulta imprescindible estudiar el objeto. Y aquí parece intrinsecamente malo. Vassanji aumenta —o cree aumentar— la dificultad del juicio con la escena final. Vikram ha decidido devolver el dinero, y ayudar a la comisión anticorrupción. Regresa de su exilio a Kenia. Pero la comisión es declarada ilegal, y se produce un incendio provocado en el lugar donde se escondía. Vikram debe huir.

¿Ha saldado Vikram su cuenta con el pasado? ¿Podrá seguir viviendo tranquilo? Si el arrepentimiento y la marcha atrás que Vikram intentó no son eficaces, y la sociedad no las desea, ¿será que no había materia suficiente? ¿que no fue grave? ¿que la corrupción se encuentra tan incrustada en la sociedad como para formar parte de ella y quien pueda aprovecharse que lo haga?

Vassanji utiliza con elegancia la primera persona, y saca a colación con maestría personajes históricos de la época de la independencia en Kenia: Jomo Keniatta, J.M. Kariuki, Tom Mboya. Tal interrelación entre realidad y ficción —de hechos y de personajes—, crea en el lector un fuerte sentimiento de culpabilidad frente a Vikram, y atrae hacia él temor y compasión. Así, durante la novela, son varios los momentos catárticos, de explosión de acontecimientos, y de hechos patéticos al modo aristotélico.

domingo, febrero 03, 2008

LUCIA, LUCIA

ADRIANA TRIGIANI

Las decisiones radicales son propias de la adolescencia. ¿Quién no ha roto varias veces con su pasado, con su mundo y consigo mismo antes de los 20 años? Cuando el camino recorrido es todavía escaso, cambiar de rumbo, aun contra el parecer de los padres y la fuerza de las rutinas, responde al instinto vital y no resulta excesivamente problemático. Lucia, Lucia —escrito en la lengua de Dante, sin acentos—, nos muestra un caso particular de este rebelarse histórico: el de la hija pequeña de una familia de inmigrantes italianos que viven en el Greenwich Village neoyorquino.

La estructura del edificio familiar de los Sartori comienza a resquebrajarse cuando Lucia decide abandonar a su prometido durante la cena de compromiso. Lucia desea conservar el trabajo —que le otorga independencia—, y no está dispuesta a entrar en calidad de sumisa ama de casa en los dominios de su suegra, una mujer inadaptada a las nuevas mentalidades. Comienza entonces para ella un periodo de enfrentamientos: contra los padres, contra los hermanos, contra la sociedad entera. Nadie la entiende, es más, todos parecen manifiestar hacia su persona cierta animadversión. La boda de los hermanos y el nacimiento de los primeros sobrinos, la repentina muerte del padre, la enfermedad de la madre, y otros acontecimientos que no desvelo, servirán a Lucia para madurar y para reordenar con nuevas pautas sus preferencias vitales.

La juventud de Lucia transcurre durante la decada de los 50. Son años en los que trabaja como diseñadora de moda en unos grandes almacenes. Acompañan a Lucia en la vida cotidiana el novio, un joven dispuesto a rendirse a sus pies pero incapaz de contrariar a su madre; el jefe de departamento y las compañeras de trabajo, que tienen en mucho su quehacer laboral; y una alegre familia, en la que el carácter protector de la madre es fiel reflejo del marcado espíritu de clan que les agrupa. Es una época en la que la sociedad modifica el estilo de vestir y, en consecuencia, el modo de comprar ropa: del sastre personal y exquisito se pasa al industrial pret-a-porter.

Lucia cuenta su historia, al cabo de muchos años, a una joven vecina que ha detectado en ella un misterio por desvelar. Lucia satisfará su curiosidad, y la nuestra, con esta encantadora narración.