RUIDO DE FONDO
DON DELILLO
Cuando la muerte nos venga a buscar
El Ruido de fondo que Jack Gladney, un profesor universitario especializado en estudios sobre Hitler escucha habitualmente, es el ruido de la muerte. Un sonsonete que le atemoriza, que le persigue, que le embota los sentidos internos y externos, así como la capacidad de percepción de la realidad de las cosas. La palabra ruido proviene del latín rugitus, que significa rugido. Un alboroto mental en el que se cocinan una vida anonida con insípidos diálogos sobre la metafísica de la metereología o la relación con sus madres de Hitler y Elvis.
Será durante una conversación con su amigo Murray, "una tarde memorable, en una solemne y tortuosa caminata socrática que habría de tener consecuencias prácticas" cuando Jack reajustará sus posiciones y logrará comprender cómo vencer el agobiante pavor que siente hacia la muerte.
Es Murray el que le ofrece distintas posibilidades para superar el miedo a la muerte: con pastillas, depositando la fe en la tecnología, burlándola a base de concentrarse en la vida que hay más allá, o curarse a base de matar a otros, pues "cuantas más personas matas, más poder obtienes sobre tu propia muerte".
Una muerte que, para Jack, constituye el mayor de los pesares, "no hay nada más poderoso que ella", y todas y siempre son prematuras. Y lo que es peor, la muerte ocurre, también en su caso, en un mundo vacío por el materialismo —magistrales las hilarantes escenas en el supermercado—, atontado por los programas de televisión y las transmisiones de radio.
DeLillo-Jack narra en primera persona. Vamos conociendo la idiosincrasia de cada personaje con él: que su cuarta esposa, Babette, que trabaja como maestra en un programa de educación para adultos y pertenece a un grupo de voluntarios que leen en voz alta para los ciegos, también tienen un miedo feroz a la muerte (discuten habitualmente quién será el primero en morir); que observar a su hijo pequeño Wilder, de gruesa cabezota y alelado, dormir le relaja; que Denise es una chiquilla obstinada de once años, marimandona y muy segura de sí misma; que Steffie, la hermanastra más pequeña, es tímida y obediente; y que Heinrich, catorce años, evasivo y malhumorado, pasa por la fase de adolescencia, y sólo es capaz de atender a los fracasos de sus amigos.
Ruido de fondo es una comedia. Protagonizada por una familia americana disfrazada de americanismo. DeLillo nos quiere hacer reir, quiere que nos olvidemos de nuestra muerte radicalizando la paranoia mortal de Jack y su mujer, y de paso repartir un poco de estopa al american way life.
Hoy pongo una canción: Joy de Islands
4 Comments:
Ya me he leído El claro del bosque de Marisa Madieri. Me ha encantado!! qué escritura tan límpida y transparente, tan infantil, tan tierna!!
Os invito a leerlo, es una joyita. Sólo para gente muy sensible y con imaginación!
Lunática
Hola a todos,
anoche acabé de leer "Porque éramos jóvenes". Me ha gustado mucho la forma de estar escrito, esa agilidad de la novela, pero he decir que me ha dejado un "sabor" un poco amargo. A lo largo de la novela, como muy bien se dijo aquí, se tocan varios temas que surgen en la infancia, adolescencia, etc. pero la autora da una visión un tanto negativa de la vida. Así que vamos a ver si cogemos otro con el que disfrutar un poco.
Saludos, acs
Yo no creo que la visión de la vida sea negativa, sino más bien tambaleante. Una vida sin destino final y con innumerables destinos momentáneos y fugaces. ¡Eso no es vida! se podría decir. ¡No! Es otro tipo de vida que, efectivamente, tú no querrías vivir.
Pero esa vida es y por lo tanto hay que comprender a la gente que la vive, porque quiere vivirla, o porque desconoce dónde encontrar otra. Nuestra tarea es mostrarles la otra vida. ¡Comprendiendo la suya!
Saludos
Si, por supuesto que ese tipo de vida existe, y por supuesto que yo, personalmente, no querría vivirla, y que hemos de entender a la gente que la lleva, de acuerdo. Pero nuestro protagonista se pasa la adolescencia y juventud buscando esa vida y cuando la encuentra, no le llena. Pienso que lo que de verdad le faltaba era una verdadera amistad, y, sobretodo, un poco más de personalidad.
Saludos, acs
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